En el marco del COVID-19 para muchas personas que viven en Uruguay, condiciones desfavorables con las que ya convivían antes de la epidemia se tornaron aún más difíciles de salvar. Situaciones como los ámbitos familiares de violencia, precariedad laboral, vivir en calle, en instituciones penitenciarias y de salud mental, entre otras, ponen en mayor riesgo no solo la salud física sino también psicológica de las personas en este contexto.